El voto es el engaño que nos hemos creído en lo referente a la representación de nuestras luchas.
Entrar en el juego electoral nos aleja de la democracia real, de la construcción de los tejidos sociales que necesitamos en las comunidades basados en el apoyo mutuo y la acción directa.
Nos roba la libertad de hacernos responsables de nuestras decisiones y nuestras acciones: nos aleja de hacernos responsables de nuestras vidas.