El estado está expulsando a la clase trabajadora de sus barrios. Usan las drogas para pervertir la convivencia vecinal, usan el miedo como arma de dominación, la manipulación mediática con el falso tema de las okupaciones, y son ellos mismos, el brazo armado del capitalismo quienes están okupando los barrios para convertirlos en hoteles. Las vecinas y vecinos se siguen organizando para luchar contra esta genfrificación salvaje por parte de los poderes económicos.