Desde el poder se usa el miedo como arma. A nivel personal, el miedo nos inmoviliza y aleja de la lucha. Y puede acabar interfiriendo negativamente en nuestras vidas. En este sentido, podemos aprender algunas herramientas psicológicas para afrontarlo y que, a nivel individual, persistamos en la acción directa. Además, nosotras, como anarquistas, tenemos nuestras maneras de combatir este miedo, haciendo uso del apoyo mutuo. Acompañarnos en los momentos difíciles nos da fuerzas para afrontar injusticias y seguir luchando por un mundo mejor.